In Memoriam a Javier (leído en su homenaje en el IES Profesor Tierno Galván):
Me acerco a este micrófono para honrar la memoria de nuestro queridísimo Javier Guajardo-Fajardo Colunga… Grandísimo profesor de filosofía y psicología aplicada, y mejor persona aún.
Su prematura partida nos dejó a todos con la boca abierta, la noticia nos pilló de improvisto, a unos a punto de dar o recibir clase, a otros durmiendo, aquellos que pudimos cogimos la puerta para estar presente en su ultimo adiós.
Se que recordaremos todas y cada una de las clases por su forma de darlas, su carisma, su tranquilidad y su alegría por hacer aquello que le gustaba: enseñarles a los adolescentes que no todo son números, operaciones o análisis morfosintácticos de oraciones interminables. Yo recordaré a Javier como un grandísimo hombre dedicado con su trabajo, dedicado con sus alumnos, paciente, tranquilo, pensativo y recatado para la belleza de las cosas, porque no hubo una sola mañana que no se quedase junto a la ventana del aula a ver como amanecía y deleitarse con semejante «espectáculo natural».
A pesar de la tristeza y de las lágrimas, sus entradas tranquilas en clase no se repetirán, tampoco ese pasar lista pausado que tenía y que podía llegar a ser eterno, ni esas películas que al acabarlas te preguntabas si tenia relación alguna con el tema de ética o de psicología… «Los Chicos del Coro, Wall Street, La Naranja Mecánica, V de Vendeta, La Locura del Rey George»… Que aparentemente no guardaban relación ninguna con lo explicado en clase, hasta que ibas a la dimensión filosófica del asunto… Porque así se tomaba él la vida, con filosofía… Mucho me temo que no me equivoco al afirmar que, las cuatro paredes donde su voz sonada explicando a los físicos, a Parmenides, a Heráclito, a los pitagóricos, a los sofistas, a Platón, a Descartes, a Marx, a Nietzsche y a Ortega, no sonará de la misma forma por mucho que pase el tiempo, sus macabros pero acertados ejemplos tampoco aparecerán, tampoco su satánico examen tipo test para subir nota, donde era más común sacar un menos 3 que un 0, pero que aún así intentabas probar suerte y aprobarlo, pero por supuesto jamás de los jamases se repetirá su gran frase para llamar la atención del maremagnun de alumnos hablando: «a ver, niños».
Tras las lágrimas que dejó en nosotros también dejó atrás ese invitarte a una cerveza para explicarte su postura filosófica, pero sólo al terminar el curso, pues sus palabras eran textualmente: «nos tómanos una cerveza y te lo cuento, pero al acabar el curso».
Ahora hablo por mí, si se me permite: donde Javier se ha ido, al que de verdad considero mi padrino filosófico, yo he encontrado la convicción que necesitaba para acabar los siguientes 5 años que me quedan para obtener el titulo, tras haber dudado por un problema con una asignatura… Quiero ser profesor, quiero dar filosofía, y quiero darla en este centro, y más que nunca estoy seguro de ello, ahora además para honrar su memoria…
Para acabar quiero decir una última cosa, Javier se ha ido, pero no ha muerto hasta que todos nosotros le olvidemos, porque la inmortalidad se alcanza al mantener vivo el recuerdo de alguien… Por eso os pido algo bien fácil, por su familia y por su legado: Recordadle. (Miguel Ángel Esgueva)